Empecemos con un poco de Historia…
La escritura (y con ella la tipografía) nació como herramienta comunicativa. Con el lenguaje tenemos la posibilidad de almacenar todos los conocimientos adquiridos a través de la historia, es la gran ventaja evolutiva con la que contamos los seres humanos. Cierto es que pocos son los que reparan en cómo mejorar esta herramienta. Tan sólo unos centenares de frikis han pasado la vida investigando en este maravilloso mundo.
Comencemos por el principio, tras los ideogramas antiguos y gracias a culturas como la etrusca (cita 1: “los romanos, ¡una mierda al lado de los etruscos!”) se crearon las letras alfabéticas, la diferencia es que no tenían un concepto asociado al carácter sino que éste era totalmente abstracto. El carácter abstracto, adquiere significado cuando es utilizado junto a otros formando palabras, las cuales sí tienen un significado. La letra ‘A’ no significa nada por sí misma, en cambio el símbolo del ‘Águila’, como ideograma, posee significado por sí sólo. Por tanto fueron los griegos y los etruscos, entre otros, los creadores del alfabeto que la civilización Romana utilizaría a lo largo de su Imperio.
Nuestro alfabeto es descendiente de la Romana Capital que también era llamada ‘lapidaria’ o ‘trajana’ por ser utilizada directamente sobre piedra (cita2: conocida como ‘mayúscula’ entre los mortales).
Hagamos un inciso. Las mayúsculas… Ellas son tan grandes, tan sólidas, tan vulnerables al pequeño empresario. Siempre amadas por los altos directivos y despreciadas por los ávidos lectores. Tan maltratadas han sido que incluso a veces se acentúan mal. Sí, se acentúan siempre. Aquello de: “No hace falta, es una mayúscula, no tiene porqué llevar tilde” no tiene sentido ni sensibilidad. La causa de esta leyenda fue un fallo técnico en el diseño de las primeras máquinas de impresión. No contaron con ese espacio así que se omitían las tildes sin remordimientos. Total… en inglés, ¿quién acentúa una palabra? La cuestión es que todavía perdura el mito. Existe un colectivo que se dedica a ‘denunciar’ la falta de tildes en los anuncios publicitarios, los podéis conocer en: acentosperdidos.blogspot.com
Una vez leí: “cita3: El diseño de la tipografía es a la escritura, lo que el tono de voz es a la palabra hablada”. Lo que me lleva a pensar que si empezamos por las mayúsculas debió de ser porque en aquellos tiempos la gente al utilizarlas no hacían más que agredirse. Poco a poco la letra mayúscula ha pasado a un segundo plano y hoy en día la gente ‘civilizada’ utiliza la minúscula en su escritura habitual. La caja alta se utiliza para resaltar o dar uniformidad a un bloque de texto. Si los nombres propios se escriben con mayúscula será porque se requiere una atención especial para ellos, ¿Quién escribe su nombre sin mayúscula inicial?
La caja con sus cajetines bibliofilia.com |
Volviendo a la historia que os contaba. La aportación romana en este sentido es el orden estricto y la uniformidad de la escritura. Como todo imperio, el romano también cayó, y la escritura sufrió grandes cambios y multiplicó su diversidad debido a la inestabilidad política y cultural.
Fue así, el modo en que un poquito más tarde, llegaron las minúsculas ‘Carolingias’ como fruto de la difusión de textos para las clases sociales bajas pero alfabetizadas, que podían escribir a mano.
Un tiempo después, en la Edad Media (cita4: ¡Sólo nos queda la mitad!) se comenzó a multiplicar la existencia de información escrita a mano con la ‘minúscula gótica’, la que utilizaban los monjes, como resultado de la evolución de la ‘Carolingia’.
Pasado el trance de la historia antigua y dando un salto en el tiempo, no hace demasiado, el señor Gutemberg difundió una máquina que permitía generar grandes cantidades de información sobre papel. Esto permitió realizar copias de la información al más puro estilo taylorista y desembocó en la creación de la no pequeña industria editorial. Como colofón, hace unos diez minutos nació ‘La Pantalla Digital’, habrá que darle un tiempo para que crezca y pase la edad del pavo.
Portada de la primera edición de “El rey Lear, impresor” de Vicente Blasco Ibañez. 1926 (bibliofilia.com) |
La evolución del arte de la tipografía como herramienta ha sido clara y se encuentra actualmente en simbiosis con los diferentes tipos de leguajes y la sociedad. Un tipo móvil de imprenta de 1883 no puede utilizarse hoy día porque las rotativas o una impresora Epson no funcionan con esa tecnología; igualmente, alguien que hable castellano antiguo no sería entendido en el ‘Buenafuente’, bueno de esto último no estoy muy seguro… Con esta divagación lo que quiero es desembocar en una idea principal… El formato, el mensaje y la tipografía, van de la mano por ese camino conocido como ‘Comunicación humana’. Hoy, ayer y mañana… no sólo van de la mano, sino que se acuestan juntos por la noche y dan alegres un salto de la cama por la mañana…
Todos sabemos lo importante que es el mensaje a transmitir; si este no es bueno, directo, sencillo, no llegará a su destino correctamente. Lo que tal vez no pensemos demasiado es cómo transmitir bien ese mensaje. Reparar en que una ‘Arial’ y una ‘Helvética’ son prácticamente iguales es difícil, sobre todo si no te interesa, pero tienen diferencias importantes. En todo esto hay un gran agujero negro que absorbe toda la luz y no deja que los mensajes lleguen con claridad a su receptor. Ese agujero es el que reside en la oscuridad para la mayoría de las personas que aún no han remitido en su importancia, la elección tipográfica. Las tipografías expresan. Esta afirmación vive latente y de manera paralela en el interior del significado del texto. De esto hablaremos en otra ocasión…
1. El milagro de P.Tinto.
2. Ver Columna Trajan de Roma, por ejemplo.
3. http://letritas.blogspot.com/2008/09/sensibilidad-tipogrfica.html
4. Chiste malo, lo sé.