14.8.09
Patricia Ramírez por la Clarendon
Cuando trabajo en alguna pieza de diseño soy bastante clásica a la hora de usar tipografías, recurro continuamente a familias tipográficas como: Garamond, Helvética, Univers, Clarendon, Bembo, Bodoni, Frutiguer, Gill Sans; este arraigo quizás tenga más que ver con lo académico, soy de la camada de diseñadores que estudió en los noventa, viví los inicios de la intervención tecnológica de la computadora y como fue paulatinamente ocupando distintos sectores del aprendizaje. Al pensar una pieza no necesariamente había que recurrir a la computadora cosa que hoy por hoy parece imposible.
El uso de las fuentes anteriormente mencionadas esta relacionado con estar más familiarizadas con sus morfologías y con ello comprender sus limitaciones y flexibilidad.
La tecnología simplificó notoriamente el trabajo de composición tipográfica y con ello abrió un campo experimental muy interesante, si bien no soy de utilizar alfabetos de fantasía que aparecen en los catálogos digitales me gusta ver y analizar su composición y esa experiencia tratar de desarrollarlas en un proyecto, pero esto obviamente tiene que estar sustentado por una IDEA si esta no existe eso se ve reflejado en la pieza. Utilizo mucho la tipografia para diseñar no solamente como elemento informativo si no que me gusta trabajar desde la semantización conseguir desde la palabra una resignificación y con ello lograr algo de originalidad.
Que odio, es difícil responder a esto, me molesta creer que la máquina lo resuelve todo esto por supuesto esta sujeto a estos tiempos de la inmediatez en donde cuesta sentarse a pensar y desarrollar una idea. Se está viviendo una época muy dinámica y hay que ir adaptándose a estos tiempos pero esta adaptación no significa que nos despersonalicemos, es por ello que ante tantos espejitos de colores es bueno saber focalizar para poder desarrollarnos como profesionales y como individuos. (Diseñadora argentina)